Por desgracia, en los últimos tiempos la violencia de género ha aumentado a nivel mundial, dejando año tras año miles de mujeres y niñas como víctimas de algún tipo de abuso sexual.
El abuso sexual infantil es cualquier actividad sexual forzada entre un niño y un adulto. No se limita únicamente al contacto físico y puede incluir otras cosas como exponer a un niño o niña a la pornografía. Algunos abusadores usan la fuerza física, pero mucho otros usan formas más sutiles de coerción como la manipulación emocional, amenazas, etc.
Los efectos del
abuso sexual son múltiples, y se manifiestan en las áreas más significativas de la persona.
El abuso sexual es vivido como un suceso traumático, es decir, como algo que impresiona tanto que no se puede procesar, y por ello se intenta olvidar. Pero todo suceso traumático “olvidado”, tiende a manifestarse y a salir a la luz, bien desde un impulso a la repetición (por ejemplo, viéndose inmersa nuevamente en situaciones en las que nuevamente es abusada sin saber como) o siendo ella misma, quien de forma activa, es violenta o abusa de los demás. Al mismo tiempo, también aparece una necesidad de evitar, protegerse de la sexualidad consigo mismo/a, y de las relaciones sexuales en general.
Tras el abuso sexual aparece una sexualidad herida, muy mal integrada, y vivida como una amenaza, como algo incontrolable y que lógicamente afecta en las relaciones y compromisos consigo mismo/a, en las relaciones, etc.
Tipos de abuso sexual
Existen diversos tipos de
abuso sexual, sin embargo, todos tienen en común que en ninguno se cuenta con el
consentimiento de la víctima (no importa si es la pareja, un desconocido o familiar) y en su mayoría son
perpetrados a la fuerza.
Estos son algunos ejemplos:
—Violación: Encuentro sexual contra la voluntad de una de las personas involucradas (incluye oral, anal o con objetos).
— Intento de violación: Cuando el acto sexual no se realiza pero sí hay una intención.
— Coacción sexual: Utilizando presión emocional para forzar una actividad sexual.
— Tocamientos indebidos: Tocar sin la autorización de la otra persona, ya sea sobre o debajo de la ropa.
— Incesto: Actos sexuales entre familiares.
— Acoso sexual: Comentarios, mensajes, correos electrónicos, fotografías, vídeos o amenazas de índole sexual y que la otra persona no desea.
— Posesión de pornografía infantil: Ver fotografías de niños desnudos u obligar a otra persona a posar para fotografías de índole sexual.
El abuso sexual, como hemos comentado, produce en las víctimas problemas físicos y psicológicos que les dañan a un nivel emocional y vital de forma significativa, e incluso, muchos casos son mortales, ya que, terminan siendo asesinadas o muchos de los/las supervivientes cometen suicidio.
Señales de advertencia
Estos son algunos de los comportamientos que puedes observar en un niño, adolescente o adulto que ha sufrido o sufre abuso sexual:
— Tiene pesadillas u otros problemas para dormir sin ninguna explicación.
— Se encuentra distraído o distante con mayor frecuencia.
— Presenta un cambio repentino en sus hábitos alimenticios.
— Deja de comer o intenta evitarlo.
— Pierde o aumenta radicalmente su apetito.
— Tiene problemas para tragar.
— Presenta cambios repentinos en su estado de ánimo: irritabilidad, ira, miedo, inseguridad o retraimiento
— Da “señales” que dan pie a iniciar una conversación sobre temas sexuales.
— Desarrolla un miedo inusual o nuevo ante ciertos lugares o personas.
— Evita hablar sobre un secreto compartido con un adulto o niño mayor.
— Escribe, dibuja, juega o sueña con imágenes atemorizantes o sexuales.
— Habla de un nuevo amigo mayor.
— De repente, tiene dinero, juguetes u otros regalos sin motivo alguno.
— Piensa que es repulsivo/a, sucio/a o malo/a o considera que su cuerpo lo es.
— Expresa conocimiento, lenguaje o comportamientos sexuales semejantes a los de un adulto.
Tratamiento reparador en la persona que ha sufrido el abuso
La víctima de un abuso sexual tiene que ser abordada desde una propuesta terapéutica integral que incluya un tratamiento psicoterapéutico familiar, ya que. toda la familia está afectada por el hecho. Este tratamiento tendría como objetivo reparar su estado emocional y de seguridad, modificando las condiciones que favorecieron la ocurrencia de los hechos, restaurando el rol de niño/a que la víctima nunca debió perder y aclarando que, aunque en algunos casos el niño admitió en silencio la situación de abuso, no necesariamente la consintió, ya que, no podía enfrentarse a la autoridad que significaba la figura del abusador, por lo tanto, trabajaremos la responsabilidad, la culpa y la vergüenza que sienta el menor abusado para que vuelva a recuperar su integridad y su equilibrio emocional.
¿Has vivido alguna vez este infierno? ¿Conoces a alguna persona que lo haya pasado?
Nos vemos la próxima semana!