Uno de los aspectos que más trabajamos en las sesiones de psicología es la empatía. Muchas personas presentan problemas de habilidades sociales y una de las dificultades que más afectan es que les cuesta mucho ponerse en el lugar de los demás y esto hace que sean demasiado inflexibles e incluso autoritarios.
La empatía es esa capacidad cognitiva que tenemos para percibir, en un contexto mutuo, lo que otra persona puede sentir. También podemos definirla como ese sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad de la de otra.
Las personas con una capacidad mayor de empatía son las que mejor saben «leer» e «interpretar» a los demás. Son capaces de captar gran cantidad de información sobre otra persona a partir de su lenguaje no verbal, de sus palabras, del tono de su voz, de su postura, de expresión facial, etc. Y en base a esa información, son capaces de saber lo que está pasando dentro de ellas, es decir, lo que están sintiendo. Además, dado que los sentimientos y emociones son frecuentemente un reflejo del pensamiento, son capaces de anticipar también lo que esa persona puede estar pensando.
La inteligencia emocional
Como ya hemos hablado en distintas entradas, esta capacidad se encontraría enmarcada en lo que llamamos inteligencia emocional (IE) que ya sabemos que es el sistema en el que se engloban todas las habilidades relacionadas con la comunicación entre la persona y las emociones (ya sean propias o ajenas).
La IE está compuesta por cinco destrezas: autoconciencia (comprender el origen de los sentimientos), manejo emocional (aprender a canalizar de la mejor manera posible las emociones), motivación (encontrar razones para la superación y tener la capacidad de motivar a otros), habilidades sociales (relacionarse sanamente, respetando a los otros y haciéndose respetar).
La empatía sería la quinta habilidad, y es la que nos permite percibir los sentimientos de los otros y hacer que se sientan entendidos y escuchados.
¿Cómo puedo desarrollarla?
Los elementos externos que influyen en la empatía y hacen que una persona no pueda expresarse, además de sus propias resistencias y barreras internas, tienen que ver con la reacción que espera que el otro pueda tener.
La clave para ser más empático es aprender a ponerse en el lugar del otro, dejando de ser tú por un momento y entendiendo los deseos y miedos de tu interlocutor sin estar pendiente de lo que vas a decir a continuación.
Veamos algunas formas de conseguirlo:
- Deja de escuchar durante 5 minutos y fíjate en otras cosas. Frecuentemente, damos más valor al significado de las palabras que al resto de información que somos capaces de percibir, lo que engloba la comunicación no verbal, por ejemplo, tono de la voz, postura, expresión, mirada, silencios… Captas toda esa información de forma inconsciente, pero tu raciocinio la oculta al dar más importancia a las palabras expresadas. Así pues, haz callar a tu razón y dale una oportunidad a tu intuición.
- Para entender a alguien intenta imaginarte qué le motiva a hacer lo que hace. Piensa en alguna dificultad que pueda encontrarse día a día. Si es un vendedor, puede que el negocio le esté flojeando, los ingresos no sean los de antes y le cueste más pagar el alquiler. ¿Reflexionar sobre esto un momento antes de hablar con él puede incrementar tu empatía? Seguramente sí.
- Haz que tu interlocutor también ponga de su parte. Para que se abra más sencillamente pregunta ¿Cómo estás? y espera. Gira tu cuerpo hacia ella ofreciéndole toda tu atención. No lo hagas sólo por cortesía. Incluso tocar a la otra persona ligeramente en el hombre puede hacer que se sienta más comprendida y libre de expresarse.
- Con lo que te diga, ni se te ocurra exponer tus conclusiones. Evita decirle “Tu problema es que…”. Si percibe que le entiendes no se sentirá solo en su problema y se abrirá más. Si cree que le vas a sermonear, se cerrará.
- Parafrasea y reformula su mensaje añadiendo la emoción que creas que está experimentando. “Así que nadie te ha llamado en dos semanas… Creo que eso te puede hacer sentir solo, ¿es así?”. Se sentirá más comprendido y lograrás que pase de hablar de hechos a hablar de emociones. Y esa es la clave de la empatía.
- Sal varias veces al día de tus zapatos para ponerte en los de los demás. Esfuérzate durante un tiempo en hacer todo esto y dentro de poco te sorprenderás a ti mismo haciéndolo de forma casi inconsciente. Habrás logrado mejorar tu empatía.
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Hasta el próximo día!!