¿Os habéis parado a pensar alguna vez el poder que tienen las emociones positivas? La felicidad está formada por un conjunto de emociones positivas y estas emociones son el mejor calzado para caminar hacia la plenitud personal
A veces nosotros como padres estáis tristes por algo o rumiando sobre pensamientos negativos una y otra vez y, de repente, ocurre algo que nos saca de ese letargo o estado negativo y florece una emoción positiva como una autoconfianza fuerte y renovada, una alegría, una esperanza o algo que os hace reír, esto mismo les ocurre también a nuestros hijos o podemos intentar que lo hagan.
Los niños pequeños suelen experimentar diversas emociones positivas y éstas son ampliables, acumulativas y permanentes. Además de lo agradable que es experimentar estas emociones, también contribuyen a su crecimiento y a la optimización de sus recursos físicos, sociales y cognitivos.
Los padres debemos centrarnos en aumentar estos rasgos positivos y no solamente preocuparnos de los negativos. Martin E.P Seligman, padre de la inteligencia emocional, nos propone en su libro «La auténtica felicidad», técnicas para incrementar las emociones positivas en los niños.
¿Qué podemos hacer como padres?
-. Juega con tus hijos. Los juegos interactivos entre padres e hijos pueden ser puestos en práctica en cualquier situación. Las cajas de cartón, los bloques de construcción y hasta los periódicos y revistas, pueden sernos útiles para experimentar y divertirnos al mismo tiempo. Cuando nuestros hijo se encuentre absorto en un juego, trata de no cortar su inspiración bruscamente, es recomendable que diez minutos antes de que tenga que terminar de jugar le avisemos, así le damos tiempo de finalizar con tranquilidad y sin sobresaltos.
-. Debemos ser cuidadosos con el uso exagerado de la palabra NO, es imprescindible utilizarlo para implementar límites o llamar la atención sobre un peligro, pero habitualmente los padres utilizamos este término indiscriminadamente para aquellas cosas que nos resultan molestas de ellos, en vez de solamente darles el uso que debemos.
– En cuanto al elogio hay que tener en cuenta la estima positiva. No se puede elogiar al niño porque sí, tiene que haber hecho algo para ganárselo. Si les damos elogios desmedidos que nada tengan que ver con haber realizado bien alguna tarea, estamos debilitándolo de cierta manera y perderá eficacia. Le reforzaremos de acuerdo al logro realizado, a mayores logros, como decir su primer palabra por ejemplo, mayor elogio. El amor y el cariño, eso sí, siempre deben ser incondicionales, pero no así los halagos.
Os dejo esta guía que puede seros realmente útil realizado por el Hospital Sant Joan de Déu y bajo la dirección de Jaume Pérez-Payarols.
¿Qué os ha parecido esta guía?Nos vemos el próximo día…