Está perfectamente comprobado que los niños/as que han recibido en su hogar y en la escuela una buena educación en valores y virtudes humanas, tienen las mejores puntuaciones en autocontrol, comportamiento y cooperación que los que no han recibido esa educación y, por consiguiente, conseguirán con más probabilidad ser adultos más formados emocionalmente para superar el día a día de la vida adulta.
Vamos a ver algunos factores que nos demostrarán que nuestros hijos/as son emocionalmente inteligentes y están más preparados y capacitados para la vida:
Son personas autónomas
Conseguir desarrollar y establecer una autoridad afectiva, firme y coherente, es consecuencia de haber aplicado un método de disciplina basado en un estilo educativo democrático lo que habrá convertido a nuestros hijos e hijas en personas autónomas.
Son responsables de sus actuaciones
La responsabilidad es una actitud que debemos fomentar e inculcar desde temprana edad. Enseñar a los hijos/as a ser responsables de sus conductas poco a poco, según van demostrando su uso correcto y ayudarles si en algún momento nos necesitan.
Saben comunicarse bien
Si hemos favorecido el establecimiento de vías positivas de comunicación nos lleva a adolescentes buenos comunicadores. Saber nosotros expresar nuestros sentimientos y hablar sobre cómo nos sentimos, saber escucharles y qué ellos se sientan escuchados les habrá ayudado a ellos a aprender a hacerlo.
Han aprendido a cuidarse de ellos mismos
Haber incorporado en nuestros hijos unos hábitos de vida adecuados y unas conductas que les permitan mejorar y mantener un buen estado de salud tanto físico, psíquico como social. Son conductas que parecen simples y rutinarias pero les permitirá en el futuro establecer sus hábitos adecuados de alimentación, de estudio, de descanso, de higiene y no depender de nosotros.
Tienen valores
Los valores se transmiten a través de nuestro ejemplo, del diálogo y haciéndoles hincapié en la comprensión de lo que se hace y de porqué se hace.
Son empáticos
Haber enseñado a nuestros hijos desde pequeños a ponerse en el lugar del otro es fundamental para que se conviertan en adolescentes respetuosos con los demás y tolerantes porqué si sabemos ponernos en el lugar del otro, estamos listos para respetarlo.
Son jóvenes asertivos
Esta habilidad social es fundamental y si la hemos fomentado durante su desarrollo sabrán expresar sus sentimientos y pensamientos de manera adecuada y educada, sin molestar a los demás y en el momento oportuno.
Se esfuerzan y son perseverantes en conseguir sus objetivos
Como padres debemos inculcar la importancia en la vida del esfuerzo para conseguir los objetivos que uno se marca, acompañado de la constancia. Habitualmente, nos encontramos con jóvenes que, por ejemplo, no quieren estudiar porqué no les gusta, este motivo es tremendamente inmaduro, por ello debemos hacerles comprender que en la vida debemos hacer tanto actividades que nos gustan como algunas que no.
Son pacientes y toleran la frustración
Los padres que se han esforzado en educar a sus hijos en saber aplazar la satisfacción y las consecuencias positivas, habrán conseguido una cosa muy importante, que sean tolerantes ante la frustración.
Deben saber aceptar que no siempre van a conseguir lo que desean de forma inmediata, y que deben saber aceptar el “no” por respuesta.
Ven los errores como una oportunidad de aprendizaje
Enseñar a nuestros hijos que cometer errores en sí no es negativo. En general, los errores pueden servir para mejorar y fortalecer el aprendizaje , si entendemos que lo más importante no es el error en sí mismo, sino la forma en que lo resolvamos.
Educando en nuestros hijos con esta idea les habrá proporcionado actitudes y estrategias para afrontarlo.
¿Has conseguido inculcar estas capacidades en tus hijos/as? Cuéntanos tu experiencia sobre cómo lo has hecho, puedes ayudar a otros padres!!
Hasta la próxima semana!!!