¿Qué es trastorno delirante en psicología?
El trastorno delirante en el ámbito de la psicología hace referencia a un trastorno mental que se caracteriza por la presencia de creencias delirantes persistentes que se mantienen a pesar de que la evidencia dice lo contrario.
Estas creencias delirantes suelen estar relacionadas con temas específicos, como la persecución, los celos, la grandeza, la erotomanía (creencias de que alguien está enamorado de uno), la somatización (creencias de tener una enfermedad física grave) u otras ideas extrañas que no tienen un fundamento.
Para que se puede hablar de que alguien padece un trastorno delirante debe de presenciarse uno o más delirios durante al menos 1 mes, y los delirios no se pueden atribuir a los efectos fisiológicos de sustancias como la cocaína o de otra afección médica como la enfermedad de Alzheimer. Estos delirios tampoco deben de poder ser explicados mejor por trastornos mentales como el trastorno dismórfico corporal o el trastorno obsesivo-compulsivo.
Síntomas y características de los trastornos delirantes
¿Cómo se comporta una persona con trastorno delirante?
Una persona con trastorno delirante va a mostrar ciertas características comportamentales como:
Creencias delirantes:
Estas creencias son inquebrantables, a pesar de la falta de evidencia objetiva que las respalde. Pueden ser de varios tipos, como delirios de persecución (creer que están siendo perseguidos o vigilados), delirios de grandeza (creer que tienen habilidades especiales o una identidad importante), delirios de celos (creer que su pareja es infiel), delirios somáticos (creer que tienen una enfermedad física grave), etc. A diferencia de las personas que pueden reconocer que sus creencias irracionales son falsas o poco probables, las personas con trastorno delirante están firmemente convencidas de que sus ideas delirantes son ciertas, y por ello son resistentes a cambiar de opinión, aunque se les presente evidencia en contra.z
Funcionamiento aparentemente normal:
En general, las personas con trastorno delirante pueden funcionar relativamente bien en otros aspectos de su vida. Pueden mantener relaciones interpersonales, mantener un trabajo y llevar a cabo actividades diarias. Aun así, es cierto que su comportamiento y sus creencias delirantes a veces pueden llevar a conflictos en sus relaciones, lo que provoca aislamiento social y dificultades en la vida personal.
¿Qué causa el trastorno delirante?
La causa exacta del trastorno delirante no se conoce con certeza, pero es probable que involucre una combinación de factores biológicos, genéticos, psicológicos y ambientales. Algunos de los factores que se han asociado con el trastorno delirante incluyen:
- Factores biológicos: Se cree que anomalías en el funcionamiento del cerebro y en la química cerebral pueden desempeñar un papel en el desarrollo del trastorno delirante. Sin embargo, no se ha identificado una causa biológica específica.
- Factores genéticos: Existe evidencia de que el trastorno delirante puede tener una predisposición genética. Las personas con antecedentes familiares de trastornos delirantes o de otros trastornos psicóticos pueden tener un mayor riesgo de desarrollar este trastorno.
- Factores psicológicos: Los eventos traumáticos, el estrés crónico o las experiencias adversas en la vida de una persona pueden contribuir al desarrollo de creencias delirantes. Estos factores pueden interactuar con la vulnerabilidad genética o biológica.
- Factores ambientales: El aislamiento social, la falta de apoyo emocional, el abuso de sustancias y la exposición a situaciones de estrés, entre otras, pueden aumentar el riesgo de desarrollar el trastorno delirante.
Es importante destacar que no todas las personas expuestas a estos factores desarrollarán un trastorno delirante, y la aparición del trastorno puede variar de una persona a otra. La combinación específica de factores que contribuyen al trastorno delirante puede ser diferente en cada caso.
¿Cuántos tipos de trastorno delirante existen?
Tipos de delirios en los trastornos delirantes
El trastorno delirante no se clasifica en distintos tipos según los delirios específicos que experimenta una persona, como sucede con algunos otros trastornos mentales. Sino que en el trastorno delirante los delirios pueden variar en cuanto a su temática, y es común que se describan en función de los temas de las creencias delirantes. Algunos ejemplos de ideas delirantes o de los tipos comunes de delirios en el trastorno delirante son:
- Delirios de persecución: La persona cree que está siendo perseguida, vigilada o amenazada por otros, ya sea por individuos o por organizaciones.
- Delirios de grandeza: La persona tiene una creencia exagerada de su propia importancia o habilidades. Puede pensar que es una figura histórica, un líder mundial o alguien con talentos excepcionales.
- Delirios de celos: La persona tiene la creencia infundada de que su pareja le es infiel o que está interesada en otras personas.
- Delirios somáticos: La persona cree que tiene una enfermedad física grave, a menudo a pesar de la falta de evidencia médica que lo respalde.
- Delirios erotomaníacos: La persona cree que alguien, generalmente una persona famosa o poderosa, está enamorada de ella, a pesar de la falta de pruebas de interés romántico.
- Delirios mixtos: Algunas personas con trastorno delirante pueden experimentar una combinación de varios tipos de los delirios anteriormente descritos.
Cabe destacar que estos son solo ejemplos de los tipos de delirios que pueden manifestarse en el trastorno delirante. Las creencias delirantes pueden variar ampliamente y no se limitan a estas categorías. Lo que caracteriza al trastorno delirante es la persistencia y la firmeza de estas creencias, a pesar de la falta de evidencia que las respalde, y cómo afectan la vida de la persona que las experimenta.
Diferencias entre esquizofrenia y trastorno delirante
Muchas veces este trastorno se confunde con otros trastornos psicóticos como la esquizofrenia. Es cierto que la esquizofrenia y el trastorno delirante son dos trastornos mentales distintos, aunque comparten algunas características psicóticas, como la presencia de delirios. Sin embargo, hay diferencias significativas entre ambos trastornos. Algunas de las principales diferencias entre la esquizofrenia y el trastorno delirante son:
- La naturaleza de los síntomas:
En la esquizofrenia, además de los delirios, también se experimentan alucinaciones (percepciones sensoriales falsas, como voces que no existen) y trastornos del pensamiento como la desorganización del pensamiento y el lenguaje. Mientras, la característica central del trastorno delirante son las creencias delirantes persistentes y falsas. A diferencia de la esquizofrenia, las personas con trastorno delirante no suelen experimentar alucinaciones ni presentar una desorganización significativa del pensamiento.
- Duración, cronicidad e impacto en el funcionamiento:
La esquizofrenia generalmente se caracteriza por episodios recurrentes de síntomas psicóticos que pueden persistir durante meses o años. Puede haber períodos de remisión, pero la enfermedad es crónica y suele requerir tratamiento a largo plazo. Por otro lado, el trastorno delirante implica creencias delirantes persistentes, pero el funcionamiento general en otras áreas de la vida suele mantenerse relativamente normal, por lo que es menos incapacitante que la esquizofrenia y puede ser menos crónico.
- Contenido de los síntomas:
Los delirios en la esquizofrenia pueden abarcar una variedad de temas, pero no suelen ser tan específicos como en el trastorno delirante. Además, las alucinaciones en la esquizofrenia pueden involucrar múltiples modalidades sensoriales. En el trastorno delirante, las creencias delirantes son la característica principal y tienden a estar relacionadas con un tema específico como la persecución, la grandeza, los celos, etc.
En resumen, la diferencia entre estos dos trastornos es que en el trastorno delirante, la persona generalmente mantiene un funcionamiento relativamente normal en otras áreas de su vida y no presenta los síntomas característicos de la esquizofrenia como alucinaciones (percepciones sensoriales falsas, como voces que no existen) o desorganización del pensamiento o del lenguaje significativa.
Por esto, algo que siempre debemos de tener en cuenta es que no se puede realizar el diagnóstico de trastorno delirante si el paciente ha presentado alguna vez esquizofrenia.
¿Cómo se trata el trastorno delirante?
El trastorno delirante es crónico y suele ser difícil de tratar, ya que las personas que lo padecen tienden a ser reacias a buscar ayuda, ya que están firmemente convencidas de la veracidad de sus delirios. El tratamiento para el trastorno delirante generalmente se enfoca en ayudar a la persona a lidiar con sus creencias delirantes y a mejorar su calidad de vida. La terapia psicoterapéutica, como la terapia cognitivo-conductual, es comúnmente utilizada. En algunos casos, se pueden recetar medicamentos antipsicóticos, aunque su efectividad puede ser limitada en comparación con otros trastornos psicóticos.
Los enfoques de tratamiento más comunes para este trastorno son:
- Terapia psicoterapéutica: La terapia psicoterapéutica, como la terapia cognitivo-conductual, puede ser útil para tratar el trastorno delirante. Esta terapia se centra en ayudar a la persona a reconocer y cuestionar sus creencias delirantes, así como en desarrollar estrategias para lidiar con ellas de manera más efectiva. El terapeuta trabaja con el paciente para identificar patrones de pensamiento disfuncionales y fomentar la adaptación de creencias más realistas.
- Terapia de apoyo: La terapia de apoyo proporciona un entorno seguro y de apoyo en el que la persona puede hablar sobre sus preocupaciones y problemas. Aunque no se centra específicamente en cambiar las creencias delirantes, puede ayudar a la persona a lidiar con el estrés y mejorar su calidad de vida.
- Medicación: En algunos casos, se pueden recetar medicamentos antipsicóticos para tratar el trastorno delirante. Sin embargo, la respuesta a la medicación antipsicótica en el trastorno delirante puede ser limitada, y no todos los pacientes responden de la misma manera. Aun así, los antipsicóticos pueden ser especialmente útiles cuando hay síntomas adicionales, como ansiedad o estrés, pero deben ser utilizados con precaución debido a los posibles efectos secundarios.
- Apoyo social y educación: La educación y el apoyo de familiares y seres queridos son importantes para ayudar a la persona a manejar su trastorno delirante. Comprender el trastorno y aprender a comunicarse de manera efectiva con la persona puede contribuir a un ambiente de apoyo.
- Atención a largo plazo: Dado que el trastorno delirante es crónico y a menudo persistente, el tratamiento a largo plazo y la atención continuada son esenciales. Puede ser necesario ajustar el enfoque terapéutico a medida que cambian las circunstancias y las necesidades del individuo. Por esto el tratamiento del trastorno delirante debe ser personalizado para cada individuo y adaptarse a sus necesidades específicas.
No debemos de olvidar que es importante que el diagnóstico y el tratamiento del trastorno delirante sean realizados por profesionales de la salud mental, ya que puede ser un trastorno complejo y desafiante de abordar. La colaboración con profesionales de la salud mental, como psiquiatras y psicoterapeutas, es fundamental para proporcionar una atención adecuada y ayudar a la persona a mejorar su calidad de vida y funcionamiento.
Cómo apoyar a alguien con trastorno delirante: estrategias y consejos prácticos.
Apoyar a alguien con un trastorno delirante puede ser desafiante, pero es importante hacerlo de manera compasiva y comprensiva. Los delirios son creencias falsas e inamovibles que no responden a la lógica o la evidencia, y a menudo son difíciles de cambiar, por lo que la paciencia será algo fundamental en el trato con una persona con trastorno delirante.
Una de las estrategias y consejos prácticos para brindar apoyo a alguien con un trastorno delirante es educarse sobre el trastorno en sí. Cuanto más comprendas la enfermedad, mejor podrás brindar apoyo. Consultar con profesionales de la salud mental y buscar información confiable para aprender sobre los síntomas y las causas será lo ideal.
También es importante que cuando la persona delirante comparta sus creencias, trates de mantener la calma y evitar discutir o contradecir sus delirios. No intentes convencerlos de que están equivocados, ya que esto puede empeorar la situación. En cambio, escuchar a la persona es esencial. Permítele expresar sus pensamientos y emociones sin juzgarlo. Puedes preguntar sobre sus preocupaciones, pero evita cuestionar la veracidad de sus creencias delirantes.
Es muy importante que entendamos que aunque no debemos confrontar directamente sus delirios, es importante establecer límites si su comportamiento se vuelve agresivo o amenazante. En esta misma línea, si la persona presenta conductas peligrosas para sí misma o para los demás, busca ayuda médica de inmediato. La seguridad es lo primero.
Ayudar a la persona a mantener conexiones sociales y actividades diarias es prioritario. El aislamiento puede empeorar los síntomas, por lo que anima a participar en actividades que solían disfrutar. Muestra que te preocupas por su bienestar emocional. Puedes decir cosas como «Estoy aquí para apoyarte» o «Puedes contar conmigo». La presencia y el apoyo emocional son cruciales. Anima a la persona a buscar ayuda de un profesional de la salud mental. Explica que los tratamientos y la terapia pueden ayudar a aliviar sus síntomas. Puedes ofrecerte a acompañarlos a las citas o ayudar en la búsqueda de un terapeuta.
Por último, no te olvides de ti mismo. Apoyar a alguien con un trastorno delirante puede ser agotador emocionalmente. Asegúrate de cuidar de tu bienestar emocional y buscar apoyo de amigos, familiares o grupos de apoyo. La recuperación de un trastorno delirante puede ser un proceso largo. Sé paciente y continúa brindando apoyo, incluso si no ves mejoras inmediatas.