¿Qué es la deuda emocional?
Las deudas emocionales son esas deudas inconscientes que nos marcamos y que pueden acabar arruinándonos la vida. Estas cuentas pendientes en tu vida o deudas emocionales, como su propio nombre indica ya nos sugiere un fenómeno muy relacionado con el paso del tiempo, ya que es difícil de saldar y nos quedamos enganchados en ellas.
Definición deuda emocional
Podríamos definirla como el estado afectivo que resulta cuando adquirimos un compromiso de futuro con nosotros mismos tras haber establecido un vínculo emocional con objetos de nuestra imaginación, objetos que realmente no existen en nuestra realidad presente. La emoción surge porque nosotros reaccionamos no sólo como si el objeto o la situación que deseamos existiera, sino como si nosotros mismos, también existiéramos en esas coordenadas de tiempo que no son reales porqué eso en principio no se encuentra en nuestro presente y es imaginario. En definitiva, se produce, un compromiso vinculante entre un objeto/ situación/persona imaginario y una persona (nosotros mismos en el futuro), cuyo vínculo en realidad, es inexistente.
Tipos de deuda emocional
Ejemplos deudas emocionales pendientes:
- Terminaste una relación de noviazgo o amantes, dolido, desilusionado o enojado sin poder expresar realmente lo que sentías a tu pareja.
- Viviste manejos abusivos del dinero como manipulaciones por parte de alguno de tus padres y no pudiste expresar tu molestia y dolor ante ello.
- Tuviste una discusión con alguna persona que te importaba mucho y te quedaste con muchas cosas importantes sin expresar desde tu corazón.
- Viviste una relación violenta con una persona donde no pudiste defenderte ni decir lo que sentías ante sus descalificaciones o maltratos físicos – emocionales.
- Estás dentro de un trabajo con compañeros o algún jefe cuyo trato hacia ti es cruel en lo descalificador y sobreexigente y por alguna razón, te niegas a tener una charla con éste. Por lo tanto, pasa el tiempo y vas acumulando disgustos y saldos deudores emocionales contigo mismo.
- Pediste prestado dinero a algún pariente cercano y, por más que pasa el tiempo, no te comprometes a seguir un calendario de pagos para saldar tu deuda. Por lo que te conviertes en un deudor vitalicio.
- Prestaste un dinero a un ser querido cercano y, éste no te lo devuelve, y en vez de confrontarlo adecuadamente, te quedas con la rabia mezclada con culpa, mientras pasan los meses y años sin ningún tipo de respuesta por parte de él.
- En algún momento de la escuela primaria sufriste una experiencia de maltrato o burlas muy fuertes por parte de tus compañeros o profesores, y nunca pudiste defenderte adecuadamente ante eso. Por lo que quedó un recuerdo marcado de dolor y sufrimiento.
- Deuda emocional con los padres. Es decir, cualquier situación afectiva que hayas tenido con alguno de tus padres, abuelos o hermanos donde sentiste malestar, dolor, enojo, tristeza o falta de protección y no pudiste expresársela a ellos.
- Tuviste un disgusto fuerte con algún amigo y te niegas a encarar una charla para limpiar esa situación, por lo que cargas ese equipaje y tiendes a repetir eso mismo con otras personas cercanas a vos.
Origen emocional de las deudas
Para que la deuda emocional se genere deben darse, al menos, estas 3 circunstancias:
- Una imagen o deseo sin actualmente ser real. En nuestra mente se origina la imagen de un objeto/ situación/ persona inexistente en el presente, y lo concebimos como posible y nos sitúa habitualmente en el futuro o en un momento temporal indefinido pero no actual.Como ejemplo sencillo de una imagen capaz de originar una deuda emocional, podemos aportar la fantasía de un joven (o una joven) adolescentes de llegar a ser un gran médico como su padre.
- Un vínculo emocional con esa imagen. Esta imagen originada en nuestra mente hace que sintamos emociones intensas. Llegamos a crear un vínculo emocional entre la imagen del objeto inexistente y nuestro futuro, que en la actualidad es inexistente. Lo que sí que es real y actual es la excitación emocional que se produce en nuestro organismo cuando imaginamos conseguir eso. En el ejemplo de la adolescente aspirante a médico, las emociones implicadas serían esas fantasías y ese deseo de llegar a ser famosa y admirada, de ganar dinero, como viviría y que cosas hará y conseguirá en su nuevo cargo. Repito que aunque el mundo imaginado es fantástico, las emociones que se sienten no lo son.
- Esta tercera condición es crucial, ya que, aunque se den las otras dos, la deuda emocional no se establece si no existe esta última. Nosotros, además, establecemos un compromiso voluntario con esa imagen/ situación cargada de contenido emocional. Nos comprometemos con nosotros mismos a que la realidad se aproxime lo máximo posible a este escenario próximo con el que hemos fantaseado en la actualidad. En nuestro ejemplo anterior, el enganche se produce cuando el chico o la chica aceptan convertirse en médicos, se ven ya a sí mismos en la cumbre de la fama. Este nivel de autoexigencia es necesario para que que lleguemos a pensar que nuestra meta o deseo va a cumplirse con total seguridad.
Estas imágenes virtuales evocan emociones perfectamente reales y con efectos fisiológicos en el organismo que, además, nos incitan a comprometernos con nosotros mismos en obtener (o en rehuir), en el futuro, ese objeto/situación que nos provoca tanta emoción. Este compromiso se llama «deuda emocional».
Resumiendo, es una sobrevaloración afectiva del objeto/ situación imaginado, susceptible de provocarnos comportamientos inadecuados en la actualidad y de convertirse, a largo plazo, en una fuente de sufrimiento y de estrés crónico.
Consecuencias de arrastrar una deuda emocional con alguien
La deuda emocional genera frustración y culpa, ya que tiene que ver con los compromisos que tienes contigo o con el resto, incluso con lo que crees que esperan de ti. Eso significa que tienes que estar a la altura de lo que los demás esperan de ti y entonces si vives en deuda, también vives para saldar las deudas con los otros.
Además, la deuda emocional hace que te reproches a ti mismo acciones que ahora harías diferente. Eso hace, que te hables a ti mismo de una manera dura y que te castigues por no haber cumplido o haber traicionado a tus valores. Imagina, qué decidiste dejar de ir a una barbacoa con amigos a la que te habías comprometido a asistir hacía dos semanas, porque te apetecía hacer otra cosa.
Escucharse a uno mismo está bien y lo deberíamos a hacer más a menudo, lo molesto es cuando sientes que le debes algo a alguien por haber seguido tu intuición o tu deseo.
“Lo que más hace crecer a una deuda es no reconocerla”. -Alejandro Jodorowsky –
Cómo saldar la deuda emocional y evitar su renovación
Y os preguntaréis ¿cómo pueden ser saldadas? Las deudas emocionales, también pueden ser saldadas definitivamente, y este proceso conlleva importantes efectos terapéuticos, ya que reduce el estrés crónico y el malestar provocado por esa gran carga. Uno de los mejores bálsamos para acabar con esa deuda es el perdón y la aceptación de la realidad tal y como es, resignándonos a qué no era tan posible conseguir esa meta planteada hace tanto tiempo.
Técnicas para trabajar la Deuda Emocional
- No aceptes “acciones, regalos, palabras” que te enganchen en el sentimiento de deuda. Toda acción de deuda tendrá un coste para ti.
- Posiciónate adecuadamente con los demás, de manera que el compromiso sólo sea contigo mismo y no te sientas mal por hacer lo que quieres. Sé responsable de tus decisiones.
- Si tienes la oportunidad, cierra esa situación y sino dale un cierre simbólico: escríbelo y envíalo una carta (al menos, tú ya has hecho lo que sentías, no importa la respuesta del otro
- Aceptar la realidad y ser consciente que es necesario perder para ganar. Es decir, hay que perder esa imagen imaginaria que teníamos de nosotros (“el que dice a todo que sí”) para poder ganar tranquilidad y aceptando quien somos hoy.
- Paga tu deuda y no renueves el contrato, vive tu vida y toma tus decisiones.
- Aprende a dejar ir, si algo te ronda la cabeza, te impide vivir tranquilo, cámbialo y empieza a soltar el pasado y a cambiarlo desde el presente.
¿Tu tienes alguna deuda emocional hacia algo o alguien? Seguro que de tu experiencia podemos aprender todos!!
Hasta el próximo día!! Gracias por seguirme….
5 comentarios
Muchas gracias Idolidia, puedes seguirme en google+, en twitter o en facebook piinchando en los botones de la derecha. Un cordial saludo
Muy interesante esta entrada….! Pienso que a todo hay que darle una solucion "de raiz" Si la solución esta en hablar hay que enfrentarlo y hablar….y tener la tranquiludad que por lo menos uno lo quiso resolver de corazón.Si lo que pasa es que no se pudo o algo lo impide…quiza sea que todo ocurre por una razon y por algo sera que esa persona todavia, o no tenia que oir nuestro arrepentimiento.Sentirse humilde y bueno de corazón y para adelante!.Me encanto esta entrada.
Muchas gracias por vuestros comentarios y por compartir vuestra opinión y experiencia. Un gran abrazo
Deuda emocional, culpa, compromiso, ego roto, despojo… todas las ilusiones y prejuicios que encadenan nuestro comportamiento y creatividad hay primero que dejarlas ir, agradecerles lo que podemos haber aprendido de ellas y perdonarnos. A partir de allí avanzar agradeciendo y perdonando, que logrando la paz en el pensamiento las aguas se aclaran y cada paso es en la dirección correcta..
PTB
He podido perdonar muy malas acciones hacia mi persona, durante mi niñez. Es liberarse de una gran carga que pesa sobre la espalda. Y que lo único que hace es condicionarnos en nuestras relaciones y en muchos aspectos de la vida. De todo se aprende y de esas experiencias también. Esa fue mi vivencia. Excelente entrada! Un abrazo.