Cuando hablamos de infidelidad, generalmente lo que se nos viene a la cabeza, es pensar en una traición de índole sexual, ¿no es así? Pero… ¿qué hay de esas personas que dedican mucho tiempo a pensar en otra persona y sienten emociones como ilusión, alegría, etc. hacia alguien que no es su pareja?
Es cada vez más popular el término de “infidelidad emocional” y lo cierto es que si lo pensamos bien, es muy probable que conozcamos a alguien en estas circunstancias o incluso nosotros mismos nos hayamos visto envueltos en lo que ahora, en este artículo vamos a explicar.
¿Qué es la infidelidad emocional?
Podríamos resumirlo en cuando prestamos atención e interés hacia otra persona que no es nuestra pareja, nos afloran emociones y, la gran clave, está en que se lo ocultamos a nuestra pareja.
Cuando esta información se oculta, bien puede estar haciendo referencia a que lo llevamos en secreto porque sabemos que puede sentarle mal a nuestra pareja y que puede hacernos sufrir un deterioro en nuestra relación, llegando incluso a poder romperse.
Es muy importante tener en cuenta que cada pareja pone sus reglas. Hay parejas que aceptan tener encuentros sexuales con otras personas, o sentir amor por otras personas, por lo que el término de infidelidad, puede ser entendido de diferente manera según lo acordado entre ambos.
En la concepción de pareja más tradicional, tener un encuentro íntimo con otra persona es una infidelidad, pero ¿y tener deseos o dedicar nuestro tiempo a pensar en otra persona sin llegar a tener contacto físico?
Bien es cierto que las facilidades de comunicación que nos ofrecen los diferentes medios que actualmente disfrutamos, ayudan a que se generen infidelidades emocionales, pues al poder acceder a redes sociales solos, de forma anónima y en secreto, se sirve en bandeja para el que a ello quiera acceder.
Causas de una infidelidad emocional
Pueden haber diferentes causas como la insatisfacción sexual, la evasión, la necesidad de sentir que podemos gustar, la monotonía, sentirnos reprimidos por nuestra pareja o la promiscuidad pueden ser ejemplo. Y podríamos empezar a darnos cuenta cuando aparecen síntomas tales como empezar a comparar o sentirnos irascibles con nuestra pareja ante ciertos temas. También es frecuente sentir ilusión y que tu estado de ánimo se vea influenciado por cosas relacionadas con la otra persona en cuestión, por ejemplo si recibes un mensaje.
Pero algo que siempre suele producirse es la ocultación, es decir, no compartir con nuestra pareja nada de lo anteriormente mencionado. Esconder esa “amistad” con la que mantenemos un grado mayor de intimidad y de emociones de las que tendríamos con cualquier otro amigo/a, es una gran señal de infidelidad emocional.
Como la infidelidad sexual, ésta también podría superarse en la pareja, partiendo de la base de ser conscientes de que ambos quieran estar juntos, mejorando la comunicación, mejorando el sexo, disfrutando de actividades y aficiones en conjunto, se puede mejorar la relación y superar juntos dicha infidelidad. No podemos no hacer alusión que para que esto suceda, es ineludible que ambos estén por la labor y sobre todo predispuestos a conseguirlo, pues es imprescindible remar ambos hacia el mismo lado y con la misma fuerza.
El psicólogo siempre puede ser un gran aliado en esta tarea, facilitando herramientas que ayuden a volver a regenerar la pareja y mejorar ambos de forma individual y conyugal.
Hasta la próxima semana!!!