¿Qué es la fatiga pandémica según la OMS?
La fatiga pandémica por el covid es descrita por la OMS como “la desmotivación para seguir las conductas de protección recomendadas que aparece de forma gradual en el tiempo y que está afectada por diversas emociones, experiencias y percepciones, así como por el contexto social, cultural, estructural y legislativo”.
Es lógico que tras tanto tiempo afrontando una situación imprevista que ha condicionado, cuando no cancelado o cambiado radicalmente, la vida de todos, mostremos signos de cansancio.
¿Por qué se produce la fatiga pandémica?
Esta fatiga se produce principalmente debido a:
- La incertidumbre por una situación que parece no acabar
- El excesivo control para evitar caer enfermos
- Continuación de las restricciones y cambio de hábitos individuales
¿Cuáles son los principales síntomas de la fatiga pandémica?
- Cansancio o agotamiento
- Insomnio y problemas para dormir
- Estrés e irritabilidad
- Tristeza y pérdida de motivación
- Dificultad para concentrarse
- Agobio con la rutina
- Desesperanza
- Angustia y ansiedad
- Soledad
¿Por que la fatiga pandémica se ceba especialmente con los médicos y enfermeras?
El colectivo sanitario es uno de los más afectados o más propensos a sufrir los síntomas de la fatiga pandémica, ya que muchos llevan mucho tiempo trabajando más horas de las que les corresponden, en unas condiciones fuera de lo normal, con muchas veces falta de recursos y de personal.
Entre las principales dificultades que están experimentando se encuentran:
- Escasez de equipos de protección individual (EPI) y pasar muchas horas con él.
- Ausencia de un tratamiento específico para el Covid.
- Acompañar a pacientes graves que no pueden tener el apoyo de sus familiares.
- Toma de decisiones con mucha carga emocional y ética.
- Temor a transmitir el virus a la familia por mayor exposición, aislándose muchas veces de los seres queridos o personas de riesgo.
- Cambios de horarios y de turnos, muchas veces con poca antelación.
- Escasos recursos hospitalarios y mayor presión asistencial.
Relación entre la fatiga pandémica y la calidad del sueño
La fatiga pandémica ha producido mala higiene del sueño en muchas personas y distintos tipos de insomnio, como el insomnio de conciliación, de mantenimiento y de despertar precoz.
Al estar más tiempo encerrados en casa y también debido al teletrabajo, muchas personas han tenido más dificultades en mantener unos horarios regulares del sueño, y también mantener unos horarios de las comidas, lo cual también influye en nuestra regulación del sueño, ya que el organismo produce una serie de sustancias que ayudan a quedarse dormidos.
Otro factor que ha influido en la calidad de nuestro sueño es la falta de exposición solar. Al no salir suficiente a la calle estamos más expuesto a la luz artificial que a la luz solar y la melatonina (hormona producida por la glándula pineal y que facilita la conciliación del sueño) no se regula bien, afectando a nuestro ritmo circadiano.
También los síntomas de ansiedad, estrés, depresión presentes en la fatiga pandémica, afectan significativamente a la hora de conciliar nuestro sueño, pudiendo provocar insomnio.
Te puede interesar:
Test Calidad del Sueño ¿Cómo saber si sufres un trastorno del sueño?
Herramientas para evitar y/o disminuir la fatiga pandémica
Es importante que trabajemos tanto en prevenirla como en disminuirla una vez comenzamos a notar algunos de sus síntomas, para no caer en la depresión debido a la fatiga.
Primero es importante que normalicemos lo que sentimos. Esta época esta siendo dura para la mayoría de las personas, ya sea por unos motivos o por otros. Si te sientes cansado y con pocas fuerzas, no estás solo. Es normal que sintamos tristeza, ansiedad o estrés. Y si a esto le añadimos más tristeza o ansiedad por sentirnos así y la sensación de culpabilidad por no poder estar al 100% no va a ayudar nada. Necesitamos no estar luchando continuamente con lo que nos ocurre, permitirnos y aceptar estas emociones, para así poder soltarlas.
El bienestar debe ser nuestra prioridad. No conocemos lo que puede pasar mañana, así que vamos a centrarnos en el hoy y en lo que puedo hacer para sentirme bien dentro de las posibilidades y de los recursos que tengo a mi alcance.
Estas son algunas de las CLAVES que puedes tener en cuenta:
-
Cuida tu salud física
Seguir un estilo de vida saludable además de ayudarnos a mantener nuestro sistema inmune fuerte, nos permitirá manejar mejor el estrés. Haz ejercicio de forma regular, disfruta de una alimentación saludable, duerme entre 7 y 9 horas, pasea diariamente y que te de algo de sol (ya que es una de las fuentes de vitamina D más importantes).
-
Cuida de tus emociones
Después de tantos meses es normal sentirnos tristes o estresados, permite un espacio a tus emociones, exprésalas.
-
Céntrate en lo positivo
Es normal que aparezcan pensamientos negativos, y de cómo nos gustaría que fueran las cosas, centrándonos en aquello que no tenemos o que nos falta. Detecta estos pensamientos que no nos ayudan, y dirige tu atención en las cosas positivas que hay en tu vida, en las cosas que sí que controlas.
-
Realiza actividades que te resulten agradables
Fomenta las actividades que te produzcan bienestar y te generen emociones agradables, reduciendo así el estrés.
-
Mantén el contacto social
Cuida de tus relaciones, no te aísles. Busca apoyo en las personas que quieres y comparte tu tiempo con ellos, aunque sea respetando las medidas.
-
Filtra y diversifica la información que recibes
Estamos sobrecargado de información que nos desgasta. Aprende a desconectar y a limitar el consumo de noticias y de contenidos que no nos ayudan, que nos agotan o nos enfadan.
-
Da las gracias
Piensa cada día antes de dormir en 3 cosas por las que estás agradecido del día.
-
Practica ejercicios de relajación.
-
Céntrate en el presente
Es normal que nuestra mente se vaya hacia el futuro, anticipando lo que puede pasar. Intenta llevar tu atención hacia el presente, en el aquí y el ahora, y disfruta y valora cada momento que estás viviendo.
¿Cuándo consultar con un psicólogo profesional?
Mantener de manera prolongada en el tiempo un estado de estrés y de agotamiento es negativo tanto para nuestra salud física como psicológica.
Es importante que tengamos claro que las emociones dejan de ser adaptativas cuando interfieren en nuestro funcionamiento diario. Por ejemplo, alteran nuestra capacidad de concentración en el trabajo o en cualquier actividad que realicemos, nos sentimos decaídos la mayor parte del tiempo, estamos más irritables con nuestros seres queridos interfiriendo en nuestras relaciones sociales, etc.
Por ello es importante que si estos síntomas perduran en el tiempo y no sabemos bien como gestionarlos, pidamos ayuda profesional.
La ayuda psicología, enfocándola desde la terapia cognitivo-conductual, te puede enseñar a gestionar todo este estrés y a incorporar, dentro de tu patrón de conducta, nuevas herramientas de afrontamiento.
TEST: Cómo detectar si sufres fatiga pandémica
Time's up