La envidia es una emoción universal pero, no es natural, ni saludable para nadie, sentir constantemente ese malestar, resentimiento, que la envidiar te genera. Es más eficaz buscar ser valiente, único y audaz. Es importante que no permitas que el éxito de los demás te detenga, por eso hoy vamos a ver algunos consejos para aprender a focalizar en tus fortalezas y logros y no fijarte tanto en los demás.
¿Por qué eres envidioso/a?
La envidia se presenta por diversos motivos, pero uno de los principales es la percepción de que se está produciendo una injusticia. «¿Por qué a esa persona es rica, o famosa, o inteligente, o trabajadora, o encantadora y querida por todos… o por tener alguna ventaja física?» Estas son algunas de las principales preguntas que se hacen los envidiosos, por qué los demás son o tienen cosas mejores que ellos en vez de disfrutar y aceptar su vida tal y como es o trabajar por mejorarla…¿Será por qué es más fácil criticar que esforzarse por cambiar?
¿Qué tipo de envidioso/a eres?
Los envidiosos se dividen en dos tipos principales:
Están los «sanamente envidiosos», que anhelan lo que tienen los demás o el tipo de vida que llevan, pero no desean nada malo para ellos.
Y los «envidiosos insanos», que no solo desean lo que alguien o los demás tienen sino que además quieren que lo pierdan. Se alegran cuando le va mal a esa persona que envidian, cuando se equivoca, cuando pierde o cuando su pareja le traiciona.
En este segundo grupo también se encuentran muchas personas que no se consideran malas y que les encantaría no tener ese sentimiento, pero no lo pueden controlar ni evitar. No lo pueden parar porque les aparece de manera impulsiva e incontrolable. Presencian al «objeto de su envidia» y automáticamente se disparan las ganas de que fracase y falle. Buscan dejarle mal y desprestigiarlo, justificar su éxito en todo menos en sus méritos y elaboran juicios de valor fáciles e injustos.
¿Cuáles son tus características principales?
– Estas comparándote constantemente con los demás, ya sea por la personalidad o posesiones de otra persona.
– Estas disconforme contigo mismo.
– Te molestas o te enfadas ante la felicidad o éxito de los demás, incluso deseas que todo le vaya mal a los demás para tu sentirte menos infeliz.
– No vives en tu vida sino en la de los demás, inviertes bastante tiempo en lo que desearías o te gustaría tener y piensas mucho en lo que careces.
– Eres una persona burlona, mal hablada, pesimista, crítica.
– No reconoces que tienes un problema de envidia.
¿Qué puedes hacer para dejar de ser así?
— Ten fe en ti mismo. Aprende a confiar en ti, puesto que tienes la capacidad de resolver tus problemas y llegar a cumplir tus sueños si lo deseas. Cuando una persona confía en sí misma, se ama y se respeta.
— Aprende a no meterte en la vida de nadie. No juzgues a nadie, no te metas en su vida, porque mientras sigas echando la culpa a los demás de tus «desgracias» a tu marido, al profesor, a tus hijos, no vas a ver las soluciones. Por eso los quejicas no solucionan nada, porque siempre están mirando y hablando de los demás, en lugar de mirarse a sí mismos.
— Explota tu originalidad y unicidad. Tú no tienes que ser diferente de los demás, sino que tienes que ser único, porque tienes que ser tú mismo.
— No hables mal de tu competencia. No estés pendiente de lo que hace el otro, descubre tu singularidad, lo propio, lo característico, lo que te hace único.
— Expande tus recursos. La vida te pondrá ante situaciones distintas para que puedas actuar de nuevas formas.
— Diseña tu propia vida y disfrútala. Necesitas toda la energía para planificar el día, la hora, los detalles, las formas exactas de cómo alcanzar tu sueño. Y tienes que visualizar con exactitud cómo vas a alcanzar tus sueños, no pierdas el tiempo en la vida de los demás y céntrate en la tuya.
¿Eres envidioso/a? ¿Quieres trabajar para cambiarlo? No lo pienses más y empieza a hacerlo!
«Tienes que confiar en ti mismo, tienes la capacidad de salir de cualquier situación»
Hasta el próximo día!