¿Tus hijos/as están insoportables y no sabes qué hacer con ellos? ¿Tienen respuestas para todo y la suya tiene que ser la última palabra? ¿No sabes cómo conseguir que tengan una buena conducta?
Los problemas de conducta son actualmente las quejas más habituales que tienen los padres de sus hijos. En este apartado abordaremos diversos temas relacionados con la conducta de los niños y adolescentes y algunas herramientas útiles para enfrentarnos a estos problemas.
Cuando un mal comportamiento se convierte en un trastorno de conducta
Muchos niños presentan a diario problemas de comportamiento con sus compañeros de clase, amigos… o con sus educadores (padres, maestros, monitores…). Muchos de estos problemas son leves o pasajeros y fruto de situaciones particulares que se dan a diario en los hogares o las escuelas.
Pero cuando estas dificultades, situaciones o comportamientos se dan con una intención clara, continuada y persistente por parte del niño a no obedecer, cuando estos problemas de conducta de agravan, se intensifican y aparecen a diario es cuando es necesario valorar la aparición de un trastorno directamente relacionado con la conducta anti normativa, como puede ser el Negativismo Desafiante o el Trastorno de Conducta, en casos más graves.
Según Javier Urra (Psicólogo de la Fiscalía de Menores de Madrid y autor del libro «El pequeño dictador»), «si tienes un niño pequeño que hace lo que quiere, que piensa que todos a su alrededor son unos satélites, que a los dos años no ayuda a recoger los juguetes, que jamás se pone en el lugar del otro, aprende que la vida es así y la madre es una bayeta que sirve para ir detrás de él. Si eso no se frena, cuando tiene 16 o 17 años se desborda: exige mucho dinero y cuando la madre un día le dice no, no lo tolera. Lleva 17 años oyendo que sí a todo. ¿Cómo que no?, dice. Entonces la empuja contra la pared, le tira la comida a la cara, la amenaza».
¿Cómo saber si un niño o adolescente tiene trastorno de conducta?
Los problemas de conducta pueden ocurrir en niños de todas las edades. Frecuentemente comienzan en la temprana infancia. Los niños pequeños pueden negarse a hacer lo que los adultos les piden que hagan a pesar de insistir muchas veces. Pueden ser groseros, decir palabrotas y tener rabietas.
Algunos de estos niños tienen problemas de conducta serios cuyos signos que suelen presentar son:
- Que el niño continúe comportándose mal durante unos cuantos meses o más, siendo desobediente, descarado o agresivo repetidas veces.
- Cuando su conducta se sale de lo común y rompe de forma grave las normas de la familia y la comunidad. Mucho más serio que travesuras normales de los niños o rebeldía del adolescente.
Este tipo de conducta puede afectar el desarrollo del niño y puede interferir con su capacidad para llevar una vida normal.
Cuando la conducta es un problema así de importante, se habla entonces de un trastorno de conducta.
¿Cómo surgen los trastornos de conducta?
Los trastornos de conducta en los niños pueden empezar a manifestarse en diferentes momentos de su desarrollo. Algunos comportamientos desafiantes o problemáticos pueden aparecer en la primera infancia, alrededor de los 2 o 3 años, mientras que otros trastornos de conducta pueden manifestarse más tarde, durante la niñez o la adolescencia.
Es importante tener en cuenta que todos los niños pueden mostrar conductas difíciles en algún momento, ya que están aprendiendo a manejar sus emociones y a adaptarse a nuevas situaciones. Sin embargo, cuando estos comportamientos persisten, son intensos y afectan negativamente la vida cotidiana del niño, pueden ser indicadores de un trastorno de conducta.
¿Cuáles son los tipos de trastornos de conducta?
Algunos ejemplos de trastornos de conducta en la infancia son el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), el trastorno negativista desafiante (TND), el trastorno de conducta, entre otros. Estos trastornos pueden tener causas genéticas, ambientales o una combinación de ambos.
Si notas que tu hijo presenta comportamientos problemáticos o preocupantes, es recomendable buscar ayuda de un profesional de la salud mental, como un psicólogo infantil o un psiquiatra, para evaluar adecuadamente la situación y brindar el apoyo necesario.
¿Qué puedes hacer para corregir un Trastorno de conducta?
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Habla claro y sencillo
Cuando le des instrucciones a tu hijo, que sean sea claras y precisas. Tienes que saber que no es lo mismo “pórtate bien”, a decirle “no te portes mal”. Habla con él sobre qué es lo correcto y que no. Indícale que si rompe las reglas tendrá que cumplir las consecuencias.
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Sé coherente y muy constante
Si eres una madre que aplica el castigo a tu hijo una vez que hace un berrinche o tiene un problema de conducta, deberá hacerlo cada vez que lo haga. La constancia te ayudará a poner límites y a enseñarle al pequeño el significado de disciplina.
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Que haya complicidad y consenso
Es bueno que tu familia y amigos apliquen las mismas pautas a la hora de enseñar a tu hijo buenos hábitos de conducta. Permite que le llamen la atención cuando sea necesario. Todo es por su bien.
No tan sólo es cuestión de estar más con el niño. Préstale mayor atención cuando efectúe las conductas adecuadas y exprésale su satisfacción verbalmente. Igualmente, trate de no dársela cuando presente episodios de rabietas o exigencias de caprichos.
Es importante el estilo educativo de los padres. En concreto, aquel estilo que combina la existencia de un alto grado de vinculo afectivo pero con un nivel de control sobre hábitos y conductas adecuados. Se desaconsejan modelos totalmente autoritarios o que, contrariamente, no desempeñen ningún control sobre sus hijos.
¿Necesitas más información o ayuda?
Es importante iniciar el tratamiento en forma temprana. En la terapia que aborda problemas de conducta, el psicólogo infantil comienza realizando una evaluación completa de los problemas y elabora un plan de tratamiento adaptado al niño o adolescente.
La intervención ante los problemas de conducta en niños, se realiza con el niño y con la familia orientando y asesorando a los padres sobre el manejo eficaz de las conductas del niño y desmontando los intentos de solución de los trastornos de conducta que están resultando ineficaces o nocivos, tales como falta de límites claros, exceso de castigos, desacuerdos entre los cónyuges, inconsistencias (ej: la misma conducta unas veces se castiga y otras no, e incluso se premia en ocasiones, dando lugar a impredecibilidad por parte del niño).
La intervención con los profesores también se hace necesaria o conveniente en ocasiones, encargándose el psicólogo infantil de contactar con los tutores del niño para coordinar las acciones que se están llevando a cabo.