En esta ocasión, contamos con el relato personal de Juan Carlos que vino a consulta porque tenía ansiedad, pero su principal problema era la infidelidad y dificultad de tomar decisiones.
Juan Carlos es una persona constante, disciplinada y luchadora, cualidades que le ayudaron a superar una difícil fase de su vida. A continuación nos relata cómo fue:
Antes de comenzar, quería señalar que, por muy fuerte que yo me creía, también me tocó “dar el primer paso y PEDIR AYUDA».
Hace veinte años conocí a la que hoy es madre de mis dos hijas, todo fue muy bien hasta que nos quedamos embarazados, donde la gestación avanzaba, pero la distancia con mi pareja también. No justifico nada, pero la presión de casa hizo que encontrase otro hombro donde llorar mis penas. Desde el principio supe, que aquello sería pasajero y síntoma de querer evadirme de mis problemas, sufría por ambas personas, mi conciencia me decía que aquello no estaba bien.
Tras que mi mujer descubriera mi affaire y me perdonase, ella nunca volvió a ser la misma; las broncas, los reproches, los chantajes, se convirtieron en el “pan nuestro de cada día”, pero entendía que era el precio que tenía que pagar por lo que había hecho. Me desgasté tratando de dar más y más hasta sentirme pequeño, desatendido e ignorado. Me refugié en el deporte, pues la casa se me caía encima. La relación con mi mujer, pasó a ser más que de pareja, de compañeros de piso.
Mi sufrimiento llega, cuando empiezo a observar que mi mujer se relaciona con otros hombres a mis espaldas, seguramente no haya tenido relaciones con ellos pero observé que se volcaba con ellos, convirtiendo su vida en engaños constantes y ataques hacia mi persona, ya no solo verbales sino también puntualmente en físicos, llegando incluso a amenazarme con denunciarme por malos tratos, que por supuesto, son y han sido inexistentes. Es en este punto, donde yo tomo conciencia que estoy inmerso en una relación tóxica que me destruye de forma sibilina, he perdido mi autoestima, tengo ansiedad, me siento bloqueado y, lo que es peor, la gente que me conoce y me aprecia, me pregunta que dónde está la alegría del “chico de la eterna sonrisa”; sin darme cuenta, ya no soy feliz.
Es aquí cuando decido de buena fe, contarle a mi todavía pareja cómo me siento, y muy a mi pesar, expresarle mi intención de poner fin a la relación. Todo empeora mucho en casa y es, en este punto de inflexión, donde se me exige que busque “a un profesional” para solucionar el problema. Donde la gran mayoría de los mortales hubiesen interpretado, “búscate un abogado”, a tan sabio consejo dado por mi mujer, yo tuve la clarividencia, que si de algún profesional necesitaba, no era de otro que de un buen PSICOLOG@, pues para poder afrontar tal catarsis, poco me podía ayudar el mejor “picapleitos”, yo necesitaba recuperar mi homeostasis, y no tomar decisiones de forma precipitada, que afectarían a mi futuro y al de mis hijas.
Aunque los problemas no desaparecieron en casa, puesto que mi pareja amenazaba con quitarme a las niñas para siempre, arruinarme la vida, no hablarme en varios días, y siempre con la incertidumbre de si sería capaz de llevar a cabo una autolisis como tantas veces me anunció, yo ya no era el mismo. Me sentía con “superpoderes”, gracias a todas las herramientas aportadas en la terapia, que ya había conseguido interiorizar y hacer de ellas un hábito en mi vida. No solo conseguí notar ese equilibrio tan ansiado por mí, sino que logro mantenerlo en el tiempo, es como cuando uno quiere perder peso, no se trata de dar con la “dieta milagrosa”, que por todos es sabido de sus efectos rebote y contraindicaciones, sino de conseguir hábitos saludables y educar nuestra alimentación. Así lo veo yo, ya no tengo pensamientos irracionales (y si viene alguno a la cabeza, para eso tengo los filtros), mi pensamiento ha vuelto a ser optimista, de forma real y objetiva. Me mimo más, y me doy más importancia, pongo en alza mis logros y soy yo el dueño de mi destino. Ya no sufro, he aprendido lo que es “desapegarse” de alguien, no me torturo con pensamientos anticipados, y como he aprendido, la gente puede hacernos cosas (malas o peores) pero de mi depende si dejo que me afecten o no. He dejado de hacer siempre lo mismo, porque los resultados no cambiaban, he aprendido a tomar decisiones.
Os diré que hoy por hoy me siento bien, tranquilo, estoy en una nueva etapa de mi vida, todos sonreímos, aunque sea por separado…….. NO PERMANEZCAS INMÓVIL, MADURA, AVANZA, EVOLUCIONA, Y NO TENGAS MIEDO A DEJAR IR.
¿Qué os ha parecido este testimonio? Espero que pueda ayudar a mucha gente a dar ese paso adelante. Aunqur os parezca imposible, todo es posible si uno se lo propone.
Un saludo y hasta la próxima semana!!!
Un comentario
Interesante caso, y si no fue la ansiedad la que se manejo, cuales fueron los puntos a resolver para lograr llegar a una homeóstasis que permitió salir de la relación tóxica?