En la actualidad, la sociedad se encuentra muy afectada por el impacto de los últimos atentados. La seguridad de los países más desarrollados se ha visto reiteradamente cuestionada por trágicos acontecimientos, especialmente por la violencia terrorista. Acontecimientos tales como el atentado del 11 de septiembre del año 2001 sobre las Torres Gemelas de Nueva York, del 11 de marzo de 2004 en Madrid o del 7 de Julio de 2005 en Londres conmocionaron a todo el mundo. En estos últimos meses hemos vivido una serie de atentados en toda Europa, Niza, Londres, Estocolmo y ahora Barcelona y Cambrils. Además de estas catástrofes, cabe también mencionar otro tipo de desastres, los accidentes aéreos del YAK-42 en mayo de 2003, en el que murieron 62 militares y el accidente de helicóptero de las Fuerzas Armadas en agosto de 2005 con 17 militares fallecidos.
Ante este tipo de situaciones, el dolor que un familiar siente es tan grande que es difícil de poder eliminarlo, pero podemos estar junto a la persona e intentar ayudarla a atravesar esos momentos tan difícles, podemos hacerle comprender lo que le está ocurriendo y, sobre todo, escucharla. Las escenas de dolor son inevitables, al igual que la rabia o la indignación que se manifiestan pero podemos ayudar a canalizarlas y amortiguarlas. El objetivo de este artículo es informar sobre las actividades de intervención psicológica en situaciones de catástrofe.
Niveles de gravedad
- Nivel de Emergencia. Este nivel sería la situación que se resuelve con los recursos médicos y asistenciales locales. Entre los ejemplos de emergencias más comunes nos encontramos con las continuas intervenciones de los servicios sanitarios que cubren accidentes de tráfico.
- Nivel de desastre (sin entrar en los tipos que existen). Serían aquellas situaciones en las que se necesitan una mayor infraestructura y en el que se dan un mayor número de heridos, damnificados y que conlleva un mayor coste económico, suponiendo una alarma para la población.
- Nivel de catástrofe. Nos referimos cuando se produce un desastre masivo, con consecuencias destructivas que abarca una mayor extensión. Esto supone un gran esfuerzo humano, material y de coordinación. Las catástrofes, con sus secuelas de horror y sufrimiento, provocan alarma social y provocan la necesidad de una intervención para remediar, en la medida de lo posible, los daños producidos. En estas situaciones, la intervención requiere un minucioso proceso de preparación. Se requieren una serie de equipos de carácter multidisciplinar, convenientemente formados y entrenados para intervenir en cualquier situación.
¿Ayuda una intervención rápida psicológica?
En situaciones como las que he mencionado anteriormente, los psicólogos expertos en emergencias tienen el objetivo principal de auxliar a la persona que ha sufrido el accidente y a reconducirlo hacia el enfrentamiento con la crisis, lo que supone el control de los sentimientos y de las emociones negativas de la situación.
Este objetivo gira sobre tres puntos clave:
.- Ayudar a restablecer la sensación de control de la víctima.
.- Ayudar a reducir su aislamiento, mediante una conducta acogedora, que
disminuya el ambiente hostil y doloroso en el que se encuentra.
disminuya el ambiente hostil y doloroso en el que se encuentra.
.- Procurar disminuir los sentimientos de desesperanza e indefensión de las
víctimas ayudándoles a afrontar el presente y el futuro.
víctimas ayudándoles a afrontar el presente y el futuro.
¿Qué resultados obtendremos?
Con el apoyo psicológico en plena emergencia podemos recuperar antes el equilibro emocional que se ha roto en la situación ocurrida.
Además, ayuda a que las lesiones psíquicas no sean estables y se evite que
sufran secuelas psicológicas permanentes.
sufran secuelas psicológicas permanentes.
En primer lugar hay que evitar que se sienta solo, hay que acompañarle, pasar tiempo con él, prestarle atención. Hay que escucharle y tranquilizarle sobre sus miedos irracionales, asegurándole que se encuentra a salvo y sobre todo permitirle el desahogo emocional, como la liberación del llanto o de la rabia contenidos. Es necesario también facilitarle el descanso, ayudándole en las tareas y responsabilidades diarias. Por último hemos de respetar su silencio e intimidad. Cada persona tiende a elaborar las situaciones según su personal forma de ser y puede necesitar intimidad y silencio. Estas actitudes deben ser comprendidas y aceptadas por el entorno.
Fases de una catástrofe
Como hemos visto, nuestro trabajo como psicólogos ante estas situaciones va dirigido fundamentalmente hacia aspectos emocionales, relacionales y de manejo de problemas, labor que puede tener un papel clave en los períodos inmediato y posterior a la catástrofe. Aunque la labor del psicólogo frecuentemente va más allá, colaborando en diferentes aspectos prácticos que pueda requerir la situación.¿Te parece importante el apoyo psicológico tras un atentado o cualquier otra catástrofe?
¿Has vivido alguna situación de este tipo y recibirlo o no te ha afectado significativamente en tu vida? Nos encantaría saber tu testimonio.
Hasta el próximo día!