Tras los largos días de verano, de repente se nos encogen los días y parece que la vida finalice a las 6 de la tarde. El otoño siempre llega con lluvias, y el cielo muestra sus nubes más grises.
Mañana entramos en una estación que, tanto interior como exteriormente, provoca en nosotros mismos una serie de cambios emocionales que, si bien se pueden mitigar gracias a diversas técnicas o incluso a través de la dieta, se pueden asentar en nosotros diariamente, y expandirse luego en el tiempo de forma irremediable.
El cambio de estación es el causante de una tristeza propia del otoño que se califica como depresión otoñal o, según la terminología de otros expertos, síndrome afectivo estacional, del que ya hablamos hace algunos meses. Las modificaciones de los ritmos vitales derivadas de la reducción de horas de luz y de la llegada del frío son el origen de este trastorno psicológico que afecta sobre todo a mujeres entre 25 y 45 años.
Los síntomas más frecuentes suelen ser la desmotivación, la sensación de tristeza y la reducción de las energías habituales.
¿POR QUÉ APARECE?
La causa se encuentra en nosotros mismos y en nuestro organismo: dependiendo de la luz solar existente, el cerebro envía órdenes a ciertas hormonas, sobre todo la melatonina, que se encargan de regular el sueño, la temperatura corporal o la sensación de hambre. La producción de la melatonina es mayor con la reducción de horas de luz, y a la vez disminuye la cantidad de serotonina, otra hormona que tiene que ver con el estado de ánimo.
Se ha comprobado que la melatonina alta provoca una reducción de serotonina. Eso explicaría el bajón anímico que supone el otoño para cualquier persona. El problema se puede agravar si la persona tiene tendencia a sufrir depresión, ya que la simple reducción de horas de sol será el desencadenante natural de un nuevo proceso depresivo.
LA IMPORTANCIA DEL SOL
Los estudios psicológicos demuestran que, para que los cambios estacionales nos afecten lo menos posible «se recomienda reforzar el ejercicios físico y buscar el contacto con el sol y la luz cada vez que sea posible». Asimismo, deberemos intentar descansar adecuadamente para que nuestro «reloj biológico» pueda amoldarse bien a los cambios, y evitar las situaciones de estrés que nos puedan exponer más a un posible problema.
LA ALIMENTACIÓN: PIEZA CLAVE
También deberemos prestar atención a nuestra dieta ya que una de las características de este fenómeno es la tendencia a consumir mayor cantidad de calorías, grasas y azúcares, para compensar los desequilibrios hormonales que produce la falta de energía solar.
La baja temperatura corporal que provoca un nivel alto de melatonina hace que muchas personas que padecen depresión otoñal tiendan a comer demasiados alimentos con alto contenido calórico. Si a esta circunstancia le añadimos la ansiedad que genera la tristeza y la desmotivación propia de esta patología, podemos encontrar casos de serios trastornos alimenticios (subida de peso, malas digestiones, empachos…).
En otros casos, un estado anímico bajo provoca pérdida de apetito en el paciente, con lo que éste no podrá elevar sus ya de por sí mermadas energías. Los expertos consideran clave una buena alimentación, sana, ordenada y equilibrada, para pasar el bache anímico que supone la llegada del otoño.
Las vitaminas y minerales han de estar presentes en la alimentación, por eso no deben escasear buenas provisiones de verduras, frutas, cereales y productos de origen animal. La vitamina C, además, es vital para no caer en los típicos catarros.
Los frutos secos, que se encuentran en el mercado en gran variedad precisamente en esta época, son fundamentales para aumentar de manera saludable nuestras reservas energéticas. No debemos olvidarnos de las proteínas y los hidratos de carbono, los mejores carburantes para nuestro cuerpo.
Tampoco olvides tomar un desayuno completo antes de comenzar el día. Te ayudará a renovar tus energías: zumo de naranja (vitamina C), fruta (vitaminas y minerales), cereales o tostadas (hidratos de carbono y minerales) y café con leche (el café te despejará y la leche te suministrará proteínas y calcio).
Por último, es aconsejable estar pendientes de aquellas personas que tienen antecedentes familiares de depresión u otros cuadros psiquiátricos y a todos aquellos que estén atravesando crisis particulares en algún plano de su vida.
Un buen remedio está en intentar mantenernos activos y no dejar que la apatía se vuelva parte de nuestra rutina. No obstante, si el problema se complica, no hay que dudar en ponernos en manos de un especialista que nos dará las pautas para intentar recuperar el ánimo perdido.
Ánimo con el cambio de estación!!! Hasta la próxima semana…
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2 comentarios
Muchas gracias por tu comentario!!! Me encanta que os parezcan interesantes mis artículos. Gracias
CADA DÍA TE SUPERAS CON TUS ARTICULOS!! ENHORABUENA, TIENES UN GRAN FUTURO.